Junio 2012: Concurso de microrrelatos "La casa vacía"
El “Grupo de Estudios sobre lo Fantástico” (GEF) , el colectivo “(Sa)badall ” y la revista “Preferiría no hacerlo” organizaron el concurso de microrrelatos fantásticos “LA CASA VACÍA” (max. 250 palabras).
Cuento ganador: “Una casa anodina” de Diego Prado
Jamás había muerto nadie en ella de forma extraña o violenta. Nunca se vio una luzintermitente asomando en alguna ventana, una sombra cruzar tras los visillos, ni el aullidode un perro en su jardín de selva deslavazada. Era una casa anodina, vieja, un anacronismoen aquella calle.Pero el vecindario empezó a contar que por las noches escuchaban el morseabominable de un grifo goteando, el crujir de hojaldre de las paredes, la agonía herrumbrosa de los goznes, los gemidos casi humanos de sus vigas.Una mañana, sin más, la casa había desaparecido, ya no estaba, como si se lahubiera tragado la tierra o un ladrón la hubiese hurtado con la complicidad de las sombras. Quedaba sólo un solar abrupto, casi un cráter por el que descender al averno. Fue sóloentonces cuando los crujidos, los ruidos agónicos, los gemidos casi humanos y el malditogotear del grifo aumentaron hasta límites insospechados, desquiciando lentamente a los vecinos, provocando suicidios inesperados, depresiones subterráneas e insomniosdelirantes, una demencia colectiva que cada anochecer se filtraba por los cristales igual queuna letanía decrépita, como una oración por todos nosotros.
Cuento ganador: “Una casa anodina” de Diego Prado
Jamás había muerto nadie en ella de forma extraña o violenta. Nunca se vio una luzintermitente asomando en alguna ventana, una sombra cruzar tras los visillos, ni el aullidode un perro en su jardín de selva deslavazada. Era una casa anodina, vieja, un anacronismoen aquella calle.Pero el vecindario empezó a contar que por las noches escuchaban el morseabominable de un grifo goteando, el crujir de hojaldre de las paredes, la agonía herrumbrosa de los goznes, los gemidos casi humanos de sus vigas.Una mañana, sin más, la casa había desaparecido, ya no estaba, como si se lahubiera tragado la tierra o un ladrón la hubiese hurtado con la complicidad de las sombras. Quedaba sólo un solar abrupto, casi un cráter por el que descender al averno. Fue sóloentonces cuando los crujidos, los ruidos agónicos, los gemidos casi humanos y el malditogotear del grifo aumentaron hasta límites insospechados, desquiciando lentamente a los vecinos, provocando suicidios inesperados, depresiones subterráneas e insomniosdelirantes, una demencia colectiva que cada anochecer se filtraba por los cristales igual queuna letanía decrépita, como una oración por todos nosotros.
Fallo del jurado con el relato ganador y los 10 microrrelatos finalistas de Amanda Ruíz, Matías Castro, Gonzalo Málaga, Joaquín Parodi, Ricardo Reques, William Guillén, Óscar Gallegos, Ezequiel Wajncer y Neftali Báez:
fallo_de_jurado.pdf |